“El interior de la esfera de cristal seguía hirviendo… El humo púrpura se mezcló con el vapor que salía de la cafetera… En la oscura pantalla de la televisión, mis ojos turbios se reblandieron como metal a punto de derretirse, y en voz baja le dije a aquel yo al borde de la licuefacción:
¿Quién eres tú?
¿De qué estás hecho?
…